Cada año, una decena de futbolistas llega a la élite mundial, a equipos importantes, siendo todavía muy jóvenes. Esas grandes promesas, llamadas a ser las estrellas del mañana, son solo la punta del iceberg. Por el camino se han quedado cientos, miles de compañeros. Jugadores que podían tener la misma o incluso más calidad que ellos, pero no tanta suerte, o no supieron aprovechar su talento. Para llegar a ser profesional en un mundo tan competitivo como es el fútbol hace falta ponerle mucho empeño, mucho sacrifico, pero también saber rodearse. Un mal entrenador en juveniles, un agente más interesado en el dinero que en tu proyección en el inicio de tu carrera… y todo se acaba. Por cada Pedri o Haaland nos encontramos a miles de nombres anónimos que, con suerte, se quedan en equipos de segunda o tercera en sus países, y pueden sobrevivir del fútbol.

No es fácil llegar, y tampoco mantenerse, incluso teniendo todos los mimbres para ser grandes estrellas. Jugadores de la talla de Bojan Krkic o Freddy Adu estaban llamados a marcar una época por su precocidad, y han terminado siendo grandes fracasos deportivos. Y cuando todo tu mundo es el fútbol, y se viene abajo, ¿en dónde puedes refugiarte? Para algunos ex futbolistas, seguir vinculados al deporte es lo esencial. Otros, como Álvaro Benito, jugador del Real Madrid, decidió montar una banda de música, Pignoise, con bastante éxito en España. Pero también están los que aprovechan su pasado futbolístico para aparecer en televisión, a pesar de no ser muy reconocidos. En los programas de telerealidad, llegar con la vitola de ser un ex futbolista profesional suele crear mucha expectación. Si no, que se lo digan a Rubén Sánchez, un joven española que pasó de las categorías inferiores del Atlético de Madrid a los realities más importantes de su país. De Mujeres Hombres y Viceversa a La Isla de las Tentaciones, donde protagonizó algunas tórridas escenas. Y todo ello, además, ocultando un morboso secreto personal que no tardó en ver la luz.

Su trayectoria en el fútbol

Rubén Sánchez nació en Madrid en 1989 y pronto comenzó a destacar como deportista. El fútbol era su disciplina favorita, como la de la mayoría de niños en España, y seguramente, en todo el mundo. Rubén sentía verdadera devoción por aquel deporte, y quiso convertirlo en su forma de vida. Tenía talento y su forma física era envidiable, tanto que llegó a llamar la atención de algunos cazatalentos de la capital de España. Así es como llegó a las categorías inferiores del Atlético de Madrid, un poco de capa caída en los últimos años, pero que en su época era una de las mejores del mundo. Allí, Rubén compartió vestuario con compañeros que luego se convertirían en estrellas.

Su camino, sin embargo, no fue del todo recto. Se fue muy pronto de casa, según ha asegurado en un montón de entrevistas, y aquello no le permitió centrarse del todo. Ganaba dinero y lo malgastaba en caprichos. Le encantaba salir de noche. Aquello seguramente lastró su trayectoria deportiva. Tras pasar por equipos regionales como el San Fernando o el Coslada, Rubén finalmente terminó su historia futbolística en el CD Vicálvaro, donde decidió colgar las botes siendo todavía bastante joven. Había encontrado una alternativa para poder vivir la vida que siempre soñaba, con mucho dinero y con todo tipo de lujos: la televisión.

Su salto a la fama en la televisión

Rubén llegó a presentarse al programa Mujeres, Hombres y Viceversa como pretendiente. Este reality show, muy popular en España, ofrece la oportunidad a una persona de tener citas con aquellos pretendientes que se presenten para conquistarla. Las tronistas y los tronistas que pasan por el programa suelen terminar participando también en programas de la misma cadena, Telecinco, que así llena también muchas horas de entretenimiento. El caso de Rubén fue uno más, aparentemente, de los cientos de pretendientes que pasaron por el programa. Era alto, guapo y musculoso, el prototipo de chico que buscaba la cadena para este tipo de realities. Por eso volvieron a contar con él para un  programa mucho más especial.

La Isla de las Tentaciones es un reality de la misma cadena en España, donde un grupo de parejas viajan a un resort exclusivo y son separadas para poner a prueba sus relaciones. Los chicos van a una villa, y las chicas a otra. Ambos grupos cuentan con tentadores, que suelen ser guapos y muy atractivos, para ver si la relación que traen de España es tan buena como piensan. Rubén entró precisamente como tentador en aquella primera edición, convirtiéndose en uno de los participantes más polémicos. Tuvo un encuentro bastante tórrido con Fani, una de las chicas que venía con pareja. Aquella popularidad desató también una serie de rumores que el chico tuvo que contestar, en otros programas de la cadena. El más importante: había trabajado como gigoló.

Prostituto de lujo al colgar las botas

Según las informaciones que fueron apareciendo en los medios de comunicación al conocerse la identidad de Rubén, el joven había sido prostituto al colgar las botas. De hecho, él aseguraba que era empresario, pero no podía especificar qué tipo de negocio llevaba. Disfrutaba de la noche, y del ambiente sexy y morboso que se da  en ella. Sus fotos aparecieron en una web de gigolós de lujo que trabajaba tanto en España como en el extranjero, ofreciendo sus servicios para mujeres y también para parejas por un extra. Las imágenes no dejaban lugar a dudas, gracias a los tatuajes de los que el propio Rubén había presumido en su andadura televisiva. Era él, aunque lo negase, aludiendo a que esas fotos podían haber sido obtenidas de cualquier forma. Perjuró no haberse dedicado a la prostitución porque no le hacía falta.

Sus tarifas como gigoló

A pesar de todo ello, la polémica siguió candente, y fueron muchos los que no creyeron del todo al joven madrileño. De haber sido gigoló, seguramente tampoco lo habría reconocido. De hecho, aseguró que se lo habían ofrecido, pero declinó la oferta. A pesar de ello, las fotos seguían colgadas en esa web, junto a sus estratosféricas tarifas. Y es que el supuesto gigoló cobraba 400 euros a hora, y hasta 2.000 euros por una noche completa, atendiendo a mujeres. También tenía la opción de atender a parejas por un extra de 150 euros. Así mismo, se ofrecía para viajes, siempre que todos los gastos estuvieran pagados. Con el seudónimo de Raúl Madrid, se le describía como un chico deportista, amante del fútbol y con mucha confianza en sí mismo. Una descripción que encajaba perfectamente en lo que el propio Rubén había mostrado en el programa.